El personal técnico del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana tiene en su mano la oportunidad de aumentar la seguridad de personas y viviendas en caso de incendio, a través de las modificaciones que se incluirán en el Real Decreto que modificará próximamente el Código Técnico de la Edificación (CTE). Y sin embargo, parece dispuesto a perderla.
El CTE es el conjunto de normativas que regulan la construcción de edificios en España desde 2006, y que debería asegurar, entre otros muchos aspectos, la calidad de los mismos y la seguridad que ofrecen a propietarios e inquilinos, incluyendo la resistencia al fuego de los materiales que los componen.
La Fundación Mapfre - Objetivo Cero en su ‘Estudio de víctimas de incendios’, afirma que por tercer año consecutivo crece el número de fallecidos por incendios en España. Además, se estima que se producen 50 incendios en viviendas cada día, con origen principalmente en el interior de los hogares. Cifras que no dejan de crecer, principalmente por el aumento del número de aparatos electrónicos que utilizamos susceptibles de provocar cortocircuitos.
Sin embargo, la sociedad española no está concienciada sobre este riesgo. Y esto sucede porque nuestro parque inmobiliario es principalmente de ladrillo cerámico, un hecho que nos ha permitido enfrentarnos al fuego con seguridad, por su alta resistencia al mismo. Esto es así hasta tal punto que el protocolo de bomberos recomienda que nos encerremos en una habitación en caso de que no sea posible evacuar un edificio en caso de incendio, donde sellando las puertas serán las paredes las que nos protegerán hasta que puedan rescatarnos los servicios de emergencia.
Ante las cifras recogidas en el estudio que comentaba, los expertos demandan aumentar el control sobre la combustibilidad de los materiales de construcción y colocar detectores de incendios en las viviendas de las personas vulnerables. Además, portavoces del cuerpo de bomberos creen que se deberían aplicar cambios a nivel municipal. Demandan que en las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE), que se realizan periódicamente, sea obligatorio realizar un informe sobre sus condiciones en cuanto a su seguridad frente a incendios. Se debe tener en cuenta que la calidad y seguridad de los materiales que componen un edificio afecta a la toma de decisiones y aplicación de protocolos de los cuerpos de seguridad.
Y es que debemos hacernos esta pregunta, ¿qué ocurre cuando las paredes interiores de nuestros hogares están hechas de un material que no nos ofrece toda la seguridad que necesitamos? La respuesta, lamentablemente, la conocimos en el incendio de Campanar.
En Hispalyt hemos mantenido reuniones desde que sucedió esta tragedia con diferentes administraciones, locales, regionales y nacionales, para trasladarles la problemática. Nuestro objetivo es demandar que se produzca un aumento en las exigencias de los materiales de los que están compuestas las paredes que nos separan de nuestros vecinos y de las zonas comunes, así como de los tabiques que distribuyen las diferentes estancias de nuestros hogares.
Sin embargo, la intención desde el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana está lejos del cambio que realmente necesitamos.
La seguridad contra incendios debe ser una prioridad en la edificación. Por ello, es de gran importancia que las paredes interiores sean suficientemente resistentes al fuego.
En el incendio de Campanar quedó visible de forma notoria que las paredes interiores de separación entre viviendas quedaron hechas escombros, dejando el interior del edificio completamente diáfano y sin protección frente al fuego para las personas que tuvieron que confinarse en su interior.
Las paredes interiores de separación entre viviendas empleadas en el edificio de Campanar cumplen las exigencias de resistencia al fuego de la normativa actual, por lo que se siguen utilizando. Y la opinión pública debe saber que el RD que hoy se está diseñando no contempla aumentar estas exigencias.
Desde Hispalyt demandamos que se aumenten las exigencias hasta los 120 minutos de resistencia para paredes interiores que separan una vivienda de otra, y para las paredes que separan la vivienda de las zonas comunes. Y hasta 90 minutos para los tabiques, que son las paredes interiores de una misma vivienda, y a los que a día de hoy no se les exige resistencia alguna al fuego.
Elena Santiago Monedero
Secretaria General de Hispalyt