Memoria 32 viviendas sociales en Txurdinaga

El edificio de los arquitectos David Torres y Sandra Gorostiza completa lo ordenación de torres prevista en el barrio de Txurdinaga, constituyendo el último hito presente en el lugar. El barrio, fruto de la expansión de la ciudad de Bilbao en los años setenta, se caracteriza por un urbanismo moderno de heterogéneos bloques exentos y amplias avenidas, debiendo su accidentada orografía a su emplazamiento al pie del monte Avril.

El solar es una ladera de pronunciada pendiente que cierra el área residencial. En la distancia forma parte de un largo espacio abierto que desciende hacia el Este. La parcela limita al Oeste con la avenida de Jesús Galíndez, único acceso rodado a la edificación, al Este con una zona verde de uso público y al Norte y Sur con otras edificaciones residenciales. Las vistas son abiertas y largas en la dirección Este-Oeste. El edificio se corresponde con la tipología dominante en la zona, torre residencial exenta de dimensiones 20x20 metros.

Proyectar un edificio en este lugar nos da la oportunidad de reflexionar sobre la torre, como un objeto que mira y es mirado, que a su vez posee varias escalas de lectura posible. El edificio se organiza desde un consistente orden interno y se materializa en un elemento puro, silencioso, identificable en la distancia.

La torre integra toda la secuencia de plantas en un cuerpo unitario vertebrado desde el núcleo de comunicación. Su sólida base emerge desde la singular topografía de la parcela y se aligera a medida que asciende. El portal de acceso se sitúa a cota de la avenida. Sobre este nivel se desarrollan ocho plantas de viviendas. Por debajo se disponen tres plantas de sótano semienterradas hasta alcanzar la cota de la zona verde desde donde se produce un segundo acceso.

El eje Este-Oeste atraviesa el centro del edificio, tanto en las plantas de viviendas como en la planta baja, donde la transparencia del portal da paso a un espacio porticado que devuelve la mirada al parque. La torre exenta nos permite redefinir el espacio doméstico desde la libre relación de las viviendas con el exterior.

Cada vivienda ocupa una esquina. Las viviendas de dos y tres dormitorios se ordenan a uno y otro lado del núcleo de comunicación vertical. El esquema tipológico adoptado diferencia con claridad las zonas de día y noche. Los salones ocupan el centro del edificio, dispuestos en el eje Este-Oeste, son naves abiertas a las amplias vistas. Los dormitorios son concebidos como espacios íntimos que miran de forma sesgada a las edificaciones próximas. La doble circulación a través de salón y cocina protege los dormitorios, situándolos en el interior de la vivienda relacionados con los núcleos de aseo. Las cocinas se abren con generosidad al liberarse de las funciones de lavado y tendido, que se vinculan a los dormitorios. Los tendederos introducen luz natural a los espacios de circulación, habitualmente oscuros.

El hueco vertical pretende introducir la emoción de vivir en altura, atrapando en cada ventana el espacio comprendido entre el terreno y el cielo. Su proporción nos permite recuperar la contraventana interior para el oscurecimiento de los dormitorios. Su disposición pautada pretende integrarse en la volumétrica general del edificio evitando caligrafías compositivas superpuestas. El acentuado ritmo de huecos integra en su composición el soportal de planta baja.

El cerramiento del edificio se resuelve con economía y aus