Entrevista a los arquitectos ganadores del IX Premio Hispalyt Arquitectura con Ladrillo, Mª Luisa Bravo y Francisco Javier Solé

¿Cómo surgió la decisión del empleo masivo de la fábrica de ladrillo cerámico en su proyecto? ¿Qué creen que aporta este material?
El ladrillo visto sirve y nos ha servido para resolver eficazmente la estructura, el cerramiento y el aspecto final con que se muestra el edificio sin necesidad de añadir ningún otro material de acabado. Emplear una estructura de muros de carga facilita resolver limpiamente todo el volumen del edificio. El reparto lineal de las cargas permite trabajar con una gran flexibilidad, incluso colocar un tramo de muro de carga en el extremo de un voladizo.
El uso del ladrillo en forma masiva, casi exclusiva, en un edificio de pequeña dimensión como éste, aprovecha la capacidad que pocos materiales tienen de resolver mediante un único formato (28x13’5x4’5 cm) muros macizos, jambas, alféizares, dinteles y celosías con una homogeneidad en el acabado superficial, aunando la solución de los aspectos constructivos y expresivos. ¿Qué materiales ofrecen esta versatilidad? 

Tanto en su aspecto exterior como en los acabados interiores, el edificio ganador presenta un aspecto austero, reforzado por el uso de materiales en bruto. ¿Con qué objetivo?
La austeridad tiene diferentes enfoques: la economía, que no es una cuestión sólo monetaria sino de recursos “proyectuales”, o sea, la adecuación de los medios a los objetivos; el control del tamaño de los huecos de fachada, dando a cada uno la dimensión y situación precisas; centrar la atención en los elementos que determinan la escala del edificio; o destacar los elementos esenciales del edificio: la rotundidad de los espacios a doble altura interior y exterior, así como el control de la luz en los distintos ámbitos de la casa a lo largo del día.

¿Cómo han logrado integrar un edificio de estas características en el entorno natural en el que está ubicado?
Precisamente, las características del edificio resultan de su integración en el entorno, la escala y el material. La escala resulta del ajuste del volumen para adecuarlo al entorno determinado por la calle, los edificios colindantes y el pinar. El ladrillo, de una coloración variada, entona muy bien con el cromatismo del entorno, el terreno, la piedra caliza del lugar, los troncos de los pinos y el verde del arbolado. La valla con su celosía de tablas de madera constituye otra fachada que subraya el volumen del edificio en la línea de la calle.

¿Qué pueden aportar los materiales cerámicos en la arquitectura contemporánea, tanto a nivel estético como técnico? ¿Creen que puede considerarse un material de futuro?
El ladrillo sigue aportando los valores que ha aportado durante miles de años, sirviendo en las más variadas situaciones geográficas, épocas y concepciones arquitectónicas. Basta con recordar la antigua Mesopotamia, el opus latericium romano, el gótico de Saint Cernin de Toulouse, el Castillo de la Mota, la arquitectura mudéjar o a Villanueva en el Museo del Prado, los arquitectos modernistas Gaudí, Rubió, Martinell, …, a Dudok en Hilversum, a Wright en Buffalo, a Le Corbusier en Ahmedabad, Neulliy, …, a Eladio Dieste en Uruguay, a Lewerentz en Falsterbo, Klippan, ...
Creemos que los valores fundamentales son su resistencia mecánica, la versatilidad para resolver diferentes necesidades constructivas y para emplearlo en distintas presentaciones (aparejos), o la buena evolución a lo largo del tiempo (una buena vejez). Las mejoras técnicas en la resistencia, impermeabilidad al paso del agua o variedad de formatos, entre otras, auguran un espléndido futuro al ladrillo cerámico. Nosotros encontramos a faltar el desarrollo y mejora del ladrillo tradicional o de tejar. Su variedad de colores le confiere un aspecto vivaz y vibrante co