Entrevista a Paloma Sobrini, decana del Colegio de Arquitectos de Madrid

Paloma Sobrini es la nueva decana del Colegio de Arquitectos de Madrid, tras las elecciones que se celebraron el pasado mes de mayo. La primera mujer que ocupa este cargo, tiene ideas claras sobre la función social de la arquitectura y el papel que debe jugar el Colegio en la promoción de esta imagen de la profesión. De todo ello nos habla en esta entrevista.

Una de sus propuestas con las que se presentó a las elecciones al Colegio, era la redacción de una Código Ético de Urbanismo. ¿Qué se persigue con este Código?
Hemos vivido muchos años de actuaciones políticas corruptas en el campo del urbanismo. En muchos casos, debido a la obediencia de funcionarios que tenían la condición profesional de arquitectos, la profesión se ha visto desgraciadamente salpicada. Uno de los problemas es que los políticos juegan con dos conceptos de manera equívoca. Argumentan que todo lo que es legal es lícito. Eso es inaceptable en la política urbanística. Muchas de las cosas ‘legales’ no son éticas. Lo que hay que cumplir en una función pública es la ética, además de la legalidad, evidentemente. La ética es mucho más estricta que la legalidad, y el que pone la legalidad como excusa en un cargo público debería dimitir automáticamente. El Colegio, redactando este Código Ético (del que ya tenemos el borrador) quiere impulsar el comportamiento ético en las prácticas urbanísticas de nuestro país, tanto para los profesionales involucrados, como para los políticos que se relacionen con ellos.

Los arquitectos son uno de los colectivos que con mayor interés impulsan las prácticas sostenibles en la edificación. ¿Se encuentran con reticencias por parte del resto de agentes implicados en el proceso constructivo?
Yo no lo calificaría como reticencias, sino más bien cierto recelo por dos motivos fundamentalmente. Porque no cabe duda de que encarece en, cierta medida, el coste de producción, y porque posiblemente ni los agentes intervinientes ni la propia demanda es aún plenamente consciente de la necesidad de esta aplicación. Aún hay mucho desconocimiento, y falta que la sociedad asuma el compromiso ante la realidad del mundo en el que vivimos, que necesita urgentemente tomar conciencia de la importancia que tiene preservar el medio ambiente y los recursos medioambientales con vistas a un futuro a medio y largo plazo.

La industria cerámica ha desarrollado nuevos sistemas constructivos que responden, por ejemplo, a las nuevas exigencias en acústica. ¿Cuál es su opinión sobre la calidad de la edificación en España?
La calidad en la edificación es cada vez superior. Eso es obvio. Es el proceso lógico de una sociedad que está adquiriendo un alto nivel cultural. Los ciudadanos españoles exigen calidad, y la oferta tiene que estar a la altura de la demanda. En temas de acústica reconozco que aún tenemos graves deficiencias, posiblemente porque no se le ha dado, hasta ahora, la importancia que requiere. Este tema se esta solucionando con la nueva normativa y con la próxima aplicación del CTE en este campo.

El arquitecto, consciente de la función social de la arquitectura, es quien más interés tiene en que su obra tenga calidad, por encima de cualquier consideración de tipo económico, pero consciente de esa limitación ha de poner todo su esfuerzo en conseguir la óptima relación calidad/coste.

El desarrollo urbanístico de Madrid ha sido imparable en los últimos años. ¿Cree que este desarrollo debe tener unos límites?
Yo no sé si lo llamaría ‘desarrollo’. Desarrollo implica calidad. Yo creo que lo llamaría ‘crecimiento’ urbanístico