Vallirana, viviendas con formas y texturas

Vallirana es un edificio de viviendas que cuenta con planta baja, tres plantas y parking subterráneo, ubicada en Barcelona este edificio de cuatro viviendas es una obra de Carles Francesch de Herralde.

El solar es de forma irregular con una superficie de 900 m2 y compuesto por dos zonas, la primera donde se construye el edificio de cuatro viviendas, y otra con las cinco plazas de aparcamiento.

El edificio entre medianeras, se desarrolla en cuatro niveles destinados a residencia y un nivel de sótano para aparcamiento. Responde a una zona de identidad fragmentada con diversidad de escalas y despieces.

El aparcamiento está cubierto por una zona ajardinada que completa la zona irregular del terreno. La fachada principal a la calle es la respuesta a su entorno inmediato, una calle peatonal de recorrido de edificaciones de materiales y ritmos específicos.

Un proyecto de un solo cuerpo compacto con circulación vertical central que optimiza pasillos de usos comunes en toda la finca.
Con dos fachadas una exterior a calle, y otra interior a patio que posee una sola solución de ventanas y balcones corridos con privilegiadas vistas al patio de la vivienda de planta baja, de dimensión considerable y que permite un respiro dentro de la manzana.

La fachada se organiza en cuatro pieles y se estructura en un solo plano de donde se deslizan cuerpos salientes a la calle produciendo un movimiento al conjugar las diferentes piezas y texturas, jugando en el interior con aberturas de luz, tamizando la visión y el ruido de la calle. Las grandes aberturas de la planta baja se abren a la calle dando una visión urbana de transparencia hacia el interior.

La fachada se estructura con dos franjas horizontales compuestas por un modulo vertical, estructurado en diferentes proporciones y profundidades, respetando ritmos y composiciones perceptivas  en las pequeñas calles de Gracia.

Cinco son los materiales utilizados en la fachada: ladrillo manual, madera como cerramiento y en los balcones, vidrio como vacío, hierro con diferentes tramas y estructuras que incorporan la luz como componente característico provocando la vitalidad al edificio. A causa de la sombra arrojada a lo largo del día, la fachada cobra dinamismo a través de la sobre posición de sus texturas y de los estratos de sus superficies.

La portería del edificio completamente transparente y permeable, alberga el ascensor, las escaleras y todas las instalaciones técnicas.
Tanto en la planta baja como en el altillo definido como el zócalo, aparecen grandes aberturas de diferentes texturas: vidrio transparente, traslucido y lamas.

En cada nivel existe un programa diferente de vivienda, la fachada lo expresa con su composición de balcones y ventanas agrupada en dos grandes agujeros que enmarcan los cuerpos volados de diferentes proporciones.

La cubierta superior es plana y transitable; sobre ella se disponen instalaciones técnicas y el desembarco de las escaleras, además del espacio destinado para tendedero.

En Vallirana existe una evidente intención de desgranar la fachada, mediante la combinación de texturas, tamices y detalles.

Ver: